martes, 28 de abril de 2009

Entrega Final: Viviana Marín













Taller Central V.

Viviana Marín Ortíz.

La mano.

El presente trabajo se plantea dos temas que participan como ejes de la obra: el tema principal, que abarca la inquietud generada a través de determinadas zonas del cuerpo, y por otro lado, la capacidad de expresión de las manos. En el primer tema, se hace un acercamiento a la mano como un cuerpo extraño que produce altos niveles de contrastes ya sea por forma, posición, textura o volúmen. Esta sensación de anomalía aumenta con el cambio de escala, haciéndola incluso más perturbadora y distante. La expresividad de la mano es interferida, conectándola así mismo con la problemática de la inquietud, dejando en un segundo plano su capacidad simbólica y logrando ser leída desde diferentes perspectivas. Así, la forma se vuelve esclava del mensaje.
Ron Mueck trabaja con esculturas gigantes e hiperrealistas, logrando impactar al espectador gracias al detallismo que poseen sus obras. Este referente hizo que me replanteara el trabajo y decidirme por trabajar a gran escala, ya que en si, es mucho más impactante.

La inquietud, la angustia o la extrañeza por una mano gigante sacada de contexto, fue por lo tanto, trabajada en pos de generar una sensación de este tipo. No es una mano común y corriente, una mano hermosa o una mano realista. Se toma la estructura de ella y se modifica, se vuelve un animal, algo salvaje, algo que aún sin estar dotado de vida, es capaz de provocar.

El material usado, fue escogido para lograr crear una forma con apariencia orgánica, tosca, pero a la vez pulcra, con capacidad de formar diferentes volúmenes y sombras a partir de los espacios por donde entra y sale la luz. Los dedos crispados, la posición de agresividad y/o tensión, todo fue generado por la utilización de masa “Das”. Un tipo de masa especial fabricada con papel molido y que daría a las formas la capacidad de aparecer rugosas, curvilíneas, unidas pero con cierta fragilidad. El color de la masa, es sutil, capaz de cambiar dependiendo de la fuente lumínica y de la posición del espectador.

El montaje está resuelto de tal modo de que la mano quede a la altura de los ojos del observador, destacando con su color negro, la figura en contraste.

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