lunes, 6 de julio de 2009

María José Albornoz



Territorio

Tensión, enlace

Conexión de fuerza, poder.

Del territorio construido y habitado es posible rescatar líneas generales esquemáticas, a partir de las cuales se ordena, divide y compone el territorio. La división y organización de determinado territorio tiene su origen generalmente en la fragmentación del poder, es decir, en lo político y sobre todo en lo económico. La ciudad cambia además a partir del desarrollo tecnológico volviéndose dependiente.

Existe una línea general (en el territorio) que divide y a la vez conecta los espacios territoriales, es la interfaz (generalmente urbana) y se materializada en carreteras, calles o espacios públicos, en las que convergen los territorios divididos. Territorios urbanos con, por ejemplo, diferencias demográficas constructivas.

A partir de esta primera fragmentación general, es posible extraer además otras líneas entre territorios, que se enlazan por la tensión que generan entre sí y que inevitablemente esa oposición los vuelve de alguna manera a enlazar. A estas líneas de enlace opuesto se les llamará “conexiones de fuerza”, conexiones que de alguna manera vuelven a unificar el territorio dándole un nuevo entendimiento y generando nuevas relaciones significantes. Se enlaza a pesar de que por medio de las manipulaciones urbanas construidas, relacionadas al poder económico y sobre todo al desarrollo tecnológico que se encarga de construir ciudad y crear estos límites que lo han separado, por razones de poder. Pasan a ser, entonces, espacios delimitados que se evidencian y relacionan entre sí. Uno llevándose más beneficios que el otro o subsistiendo a expensas del otro.

En este caso particular, uno de los territorios es el desecho del otro, es una zona densamente construida, tecnológica, versus otra con poca densidad constructiva, utilizada como lugar de desecho, pero creada también a partir de este desarrollo tecnológico.

El proyecto pone en evidencia estas relaciones de fuerza significante entre territorios segmentados, pero sobre todo la inevitable división de un territorio erigido bajo la base del poder económico y su desarrollo tecnológico. Para eso se representa un territorio por medio de la superposición de circuitos computacionales (tarjetas madres) en planta, generando una interfaz divisoria del “territorio tecnológico” con claros límites y conexiones de fuerza internas mal distribuidas y aprovechadas. Además se generan enlaces adicionales en los que la zona demográfica se conecta a únicos y escasos puntos del territorio de desecho, forjando un desbalance.

“El propósito del arte no es reproducir o inventar unas formas, sino captar unas fuerzas. El territorio es el producto de una evolución paralela, y de largo alcance, de la comunidad que lo habita y del ambiente”, de su ordenamiento intencionado, político. Espacio diferenciados por su construcción y su habitar, ambos definidos por el ordenamiento regido por la organización del poder.

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